La
“otra” biografía de Mickey Rooney
Extracto del artículo de Adolfo Marsillach publicado
en la revista “Triunfo”, número 7 del 21 de julio de 1962, páginas
http://www.triunfodigital.com/mostradorn.php?año=XVII&num=7&imagen=39&fecha=1962-07-21
Marsillach
hace un repaso a la vida del ex-niño prodigio y su afición por las altas y
bellas mujeres. Casi al final del reportaje escribe, con enorme sentimiento, un
maravilloso párrafo que aquí transcribo:
“No me gustan
los niños prodigio. Me dan pena. No resisten su mayoría de edad. Son víctimas
de sí mismos. De su sonrisa tierna, de sus manos pequeñas, de sus movimientos
torpes… Las madres del mundo no quieren que crezcan. Los quieren siempre así. No
les perdonan que sean hombres y mujeres como los demás. Que sean felices o
desgraciados. Que amen y que odien. Nadie tiene compasión de los niños prodigio
que crecen de prisa. Nadie se para un momento para ayudarles. Se les abandona a
un lado cuando ya no son taquilleros. Se les deja morir si su vida no importa.
Morir por
dentro, me refiero. Morir en el éxito. En la época del triunfo, del halago… de
los dólares. Cuando los periódicos dicen que los niños son grandes actores,
como si eso de ser actor fuera un arte mágico que se pudiera improvisar. Cuando
todo el público tiene un gesto simpático, cuando todas las puertas se abren,
cuando el mundo es un inmenso batido de chocolate que no se acaba nunca”