Homenaje a Angelino Fons
25 de noviembre de 2011
Ateneo de Madrid
.- En primer lugar dar las gracias a los asistentes por su presencia, a David Fons por su invitación y al Ateneo por permitirnos rendir este merecido homenaje a Angelino Fons en tan insigne espacio.
.- Felicitar, a quién corresponda, por la elección del cortometraje documental “Granada” que Angelino Fons realizó en 1967 para Televisión Española. Un trabajo poco conocido que, más allá de sus valores cinematográficos, que los tiene y muchos, tiene un gran valor histórico, al ser la primera vez que, de manera explícita se recurre en un programa televisivo a la obra de Federico García Lorca. Un sentido homenaje que Angelino dedicó a la sensibilidad del poeta. Así que hoy tenemos aquí un homenaje dentro de otro homenaje. Estoy seguro que Angelino estaría muy satisfecho.
.- Todos sabemos que en la vida hay cosas increíbles. Cuando conocí a Angelino, allá por el año 2001, me sorprendió el hecho de que hasta entonces nadie se había preocupado de analizar con detalle su obra fílmica, una obra que abarcaba desde 1959 hasta 1991, es decir treinta años repartidos entre dictadura, transición y democracia. De hecho no existía ningún libro monográfico sobre su persona y su contribución a la cultura de este país. Descubrí entonces a un hombre bueno, que hablaba muy bajito, a un hombre sencillo, culto, que adoraba el cine y la literatura, y que vivía semioculto del mundo cinematográfico, retirado, cual Felipe II, con gota incluida, allá por San Lorenzo de El Escorial.
.- No mucho sabía yo entonces de la obra de Angelino. Director de “La busca” (película clave del llamado Nuevo Cine Español de los años sesenta), director de “Fortunata y Jacinta” (en su versión para la gran pantalla), guionista de “La caza” de Carlos Saura, otra de las películas emblemáticas de nuestra historia y poco más… A base de muchas conversaciones, muchas lecturas y visionando la práctica totalidad de su obra (hubo un par de títulos de imposible localización) el resultado fue éste. Un libro que gracias al festival de Cine de Lorca en Murcia vio la luz en el 2005.
.- Dos aspectos son cruciales en la obra cinematográfica y televisiva de Angelino Fons:
La gran influencia de la literatura en las mejores obras de Angelino y los retratos femeninos como personajes centrales en muchas de sus películas.
Angelino se sentía a gusto en sus realizaciones basadas en obras literarias. Sabía extraer, con sabiduría de guionista, los aspectos claves del texto prescindiendo de otros menos significativos para la trama fílmica. Muchos serían los ejemplos: entre los más conocidos Marianela y Fortunata del garbancero Don Benito (como así le llamaba Valle- Inclán), la Emilia que creó Carmen Martín Gaite y que luego recreó Angelino en Emilia, parada y fonda, película que él apreciaba especialmente, y por supuesto La busca de Don Pío Baroja. La busca, como no, merece mención aparte.
Una ópera prima rodada con treinta años, con gran valentía y que constituye un inteligente ejercicio de independencia fílmica respecto a la fuente de origen literaria. Angelino y sus guionistas prescindieron de muchos de los personajes que aparecen en la novela y potenciaron otros con mayor carga narrativa, como por ejemplo el personaje de Rosa que interpretó la gran Emma Penella. Lo mismo hizo Picazo con su tía Tula, o Mario Camus con su Young Sánchez. Obras cinematográficas distintas a la obras literarias, pero que respetaban al mismo tiempo el espíritu de las novelas. Si Angelino hubiese rodado la segunda parte o la tercera parte de la obra de Baroja (sabemos que La busca corresponde a la primera parte de la trilogía La lucha por la vida junto a Mala hierba y Aurora roja) entonces, seguramente, sí hubiese entrado en conflicto con Baroja dado que éste transformaba a Manuel (el personaje principal que interpretaba Jacques Perrin) en un burgués, una visión que Angelino no compartía.
Entre los ejemplos menos conocidos de las obras literarias en los trabajos de Angelino están dos pequeñas debilidades que yo tengo y que corresponden a dos cortometrajes anteriores a La busca, me refiero a “A este lado del muro” su trabajo de diplomatura en la Escuela Oficial de Cine en 1963 según el relato de Luis Goytisolo y a “Garabatos” rodado un año después sobre los poemas surrealistas de Rafael Alberti de su libro “Sobre los ángeles”, un cortometraje experimental y excepcional, una reflexión sobre la inocencia de la infancia, una inocencia que tristemente irá desapareciendo con el paso del tiempo. Dos cortometrajes que ya dejaban entrever la enorme sensibilidad que tenía Angelino. Una sensibilidad muy unida a ese segundo aspecto que antes indicaba. Muchas de las obras de Angelino tienen a la mujer como personaje central. Todo gira en torno a Marianela, magníficamente interpretada por Rocío Dúrcal, qué decir de Emma Penella como Fortunata, o de Ana Belén como Emilia, o de Concha Velasco como Luisa o de Carmen Maura como Higinia Balaguer. ¿Se dan cuenta de los nombres de las actrices que acabo de citar? No fue casual que Angelino fuera uno de los directores en los que se pensó, allá por 1972, para dirigir La Regenta. Incluso en sus películas, digamos masculinas, como “La busca” o “De profesión polígamo” (horrible título pero película a considerar) hay, en sus personajes centrales, aspectos (y espero que no se me entienda mal) más propios, más cercanos, a la sensibilidad femenina, el hombre, casi siempre, es más bruto, más rudo, más primario…
Y respecto a los trabajos alimenticios ¡qué decir!, pues eso que se come todos los días y Angelino tenía la osadía de comer todos los días. Pocos son, y menos en este país, los que han hecho siempre lo que han querido. Muchas de aquellas jóvenes promesas del Nuevo Cine Español no tuvieron, no les dejaron, otra opción que dedicarse a un cine más comercial, dejando bien claro que lo comercial no tiene por qué estar necesariamente reñido con la calidad cinematográfica. Seguro que Jordi Grau y Julio Diamante, aquí presentes, podrían ilustrarnos al respecto.
Muchas cosas quedaron en el tintero de Angelino: varios proyectos cinematográficos, especialmente uno basado en la vida de Arias Montano, un clérigo del siglo XVI, un libro de poesía que espero que algún día vea la luz, un libro sobre los escritores bohemios, rebeldes y malditos, como él decía, de principios del siglo XX,
Termino. En el prólogo de mi libro sobre Angelino escribí:
“Es sin duda triste que olvidemos a nuestros muertos, pero mucho más penoso es que olvidemos a nuestros vivos y más si este olvido bebe de las fuentes de la injusticia, de la ingratitud o simplemente de la ignorancia”.
Y hoy digo. Si el olvido es la muerte absoluta queremos que sepas, Angelino, que no te olvidamos.
Muchas gracias.